KALLANKA PRINCIPAL
Este edificio ubicado frente a la plaza está hecho con una cuidadosa arquitectura. Tiene cuatro entradas intercaladas con nichos largos y angostos. En el interior, todos los muros tienen nichos de casi dos metros de alto, como si estuvieran dispuestos para recibir a un numeroso grupo de personas paradas dentro de ellos, que además tenían un sistema de cierre que aún no estamos en condiciones de entender.
Todo esto es parte de un espacio sacralizado, y más que palacio, el papel de este edificio podría ser asumido como parte de un adoratorio o templo, con ritos que no podemos describir por el momento.
Cuando se examinan los restos de la cerámica hallados por los arqueólogos, se aprecia que no es del estilo cusqueño tradicional y que hay una fuerte impronta local que no se condice con el carácter sagrado y público del sitio. Esto puede permitir elucubrar que no es improbable que al menos una parte de la alfarería se produjese cuando las relaciones con el Cusco ya no eran eficientes y había que abastecerse de manufactura local. Esto podría haber ocurrido después de 1536.